Щелкунчик / Cascanueces (2019)

Estimada maestra Alonso, ya son prácticamente dos meses de su partida y me hubiese, en vida, haber podido decirle lo muy agradecidos que estamos en Bolivia por el legado cultural de danza que nos dejó, en particular de la danza más bella, disciplinada, exigente, pura y sacrificada como es el ballet.

En vísperas de nuestra obra del ballet clásico, Cascanueces, sentada a la mesa alrededor mío, me di cuenta de que nada de lo que hicimos se pudo haber hecho sin su dedicación, perseverancia y legado. Por ejemplo, Claudia Pereyra, quien, junto a mi persona, fundamos la Escuela de Danza CAP hace 26 años, bailó, por varios años, junto a Berto Borges, quien salió de la cuna de bailarines del Ballet Nacional de Cuba. Magaly Rodríguez, quien nos acompaña ya 19 años formando bailarinas y bailarines en nuestro país, concibió su enseñanza en los salones de aquella misma escuela que forjó Usted en La Habana. Carolina Mercado, primera bailarina boliviana y coreógrafa, fue parte de su alumnado en la isla. Nuestro invitado internacional, de origen cubano, Daniel Sarabia, quien nos acompaña en esta función desde Estados Unidos, es un gran bailarín de ballet, reconocido a nivel mundial, cuya técnica del Ballet Nacional de Cuba, se despliega en cada hermoso movimiento sobre nuestro escenario. Mientras que nuestra amada y hermosa Hada de Azúcar, Elisa Ruby, hoy, a sus catorce años, recibe educación e instrucción de profesores de talla mundial que salieron de la escuela cubana, y que compartieron escenario junto a Usted, como Rolando Sarabia quien fue parte de su elenco por más de 30 años.

Estos ejemplos, maestra Alonso, son sólo un pincelazo del impacto que Usted, sin haber pisado nuestra hermosa tierra, junto al Ballet Nacional de Cuba tuvieron, tienen y tendrán sobre el arte en nuestro país por lo que siempre estaremos agradecidos de aquello.